 Los ORÍGENES (de 58 delanteros. J.-C. a 887)
 Período romano
 Merovingios
 Carolingios
 La FEUDALIDAD (de 887 a 1483)
 Toda potencia de la Feudalidad
 Los derechos feudales
 Decadencia de la Feudalidad
 Guerra de Ciento años
 Ruina de la Feudalidad
 La MONARQUÍA (de 1483 a 1789)
 Guerras de Italia
 Guerras contra la casa de Austria
 Guerras de religión
 Apogeo de la Francia monárquica
 Decadencia de la monarquía
 EL REVOLUTION
 Ruina Antiguo del régimen
 La República
 El Imperio
Clodion Los Francos atacaron al Imperio romano a partir de la mitad del tercer siglo, y comenzaron a establecerse entre el Rin y el mar del Norte; al cuarto siglo se los ve a menudo pegados por Constantin, por Julien, por Théodose, pero aprovechan con destreza de los desordenes del Imperio para hacer comprar sus servicios y para tomar pie firmemente en el norte del Gaule. Al quinto siglo, uno de sus reyes, Clodion el Melenudo, se apodera de Tournai, de Cambrai, y extiende sus conquistas hasta la Suma (451). Rey honesto sobre el baluarte Los Francos eran vêtus de un sayon y de braies; llevaban grandes bigotes y largo cabello que flotaba sobre su espalda como un crinière; despreciaban el blindaje; su armamento constaba de un mal escudo, de una frámea, pequeña lanza de hierro, de una francisca, hacha a dos filos, de un arpón y de una espada llamada scramasax. Cuando elegían a su rey, lo elevaban sobre el baluarte, es decir, sobre un escudo, y lo llevaban sobre sus hombros a las aclamaciones del ejército. Mérovée La historia de los reyes honestos antes del Clovis es extremadamente indeterminada. Ya no se nos conoce a Mérovée más que Clodion. Sabemos solamente que le sucedió como rey y que los Francos fueron con Aétius contra Attila; se puede suponer que Mérovée los controlaba a la batalla de Châlons. Sabemos también que fue el padre de Childéric, pero no podemos afirmar que era los hilos de Clodion, ni que no sea otro Mérovée más antiguo que haya dado su nombre a la raza merovingia. Santo Lobo y Attila. Los Hunos eran los más salvajes de todos los bárbaros: su cabeza puntiaguda, con pequeños ojos, aplastada una nariz, de las perillas destacadas y de enormes orejas, los volvía horrible a ver; comían carne cruda, bebían de la sangre, y adoraban una espada oxidada. Su jefe Attila se glorificaba so'lo de lo dejar detrás lo ruinas, y de titulaba a la "Plaga de Dios", es decir, el ejecutor de la justicia celestial: se suministraban todas las ciudades que se encontraban sobre su paso a las llamas y los habitantes destrozados. Troyes, ciudad abierta y sin defensa, dut a su obispo santo Lobo de escaparse a la destrucción: revestido de sus ropas episcopales, fue delante de Attila con su clero, le inspiró una clase de temor religiosa, y lo decidió a pasar su camino. Los Parisienses temblaron a su vez, cuando se enteraron del enfoque de Attila, y ya comenzaban a huir, cuando santo Genoveva les hizo vergüenza de su debilidad, los tranquilizado por sus predicaciones, y los decidió por volver a entrar en la ciudad y por poner su confianza en Dios. Los Hunos no parecieron, y París asignó su hola a santa Genoveva (451). Attila supido. Contra Attila todo el pueblo se unió, Galo, Romano, Honesto, Burgondes, Visigodos, y se vive ir contra él un ejército formidable, que encargaban el general romano Aétius, el rey visigodo Théodoric, y el rey honesto Mérovée. Los Hunos, sorprendidos en la ciudad de Orleans, que acababan de tomar, pegaron en jubilación y so'lo se detuvieron en los llanos de la Champaña, más cerca de Troyes que de Châlons: Attila había buscado un campo de batalla donde pudiera desplegar su innumerable caballería. El choque de los dos ejércitos fue terrible; nunca de memoria de hombre de similares masas no se habían chocado. El historiador Jornandès dice que se cambió un pequeño arroyo en torrente que circulaba de los mares de sangre humana. Finalmente se insertó a los Hunos, y la sola noche los salvó de una inmensa masacre. Attila, apretado de cerca en su campo, hizo preparar una gran hoguera, y se colocó en la cumbre con una antorcha, préstamo por lanzarse las llamas al primer peligro, "para que ningún hombre se elogiara de matarlo". Los vencedores no renovaron su ataque, y dejaron a Attila retirarse del otro lado del Rin.  |
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El Imperio romano, caído en decadencia, no puede ya defenderse contra los Bárbaros que lo rodean. Al quinto siglo se devasta el Gaule se invade y. Tres pueblos venido de Germanie consigue establecerse en nuestro país, y allí se mezclan poco a poco a las poblaciones galoromanas: el Burgondes, en el país llamado desde Borgoña; los Visigodos, en la cuenca del Garona; en el Norte. El Gaule al mismo tiempo es surcado por bárbaros destructivos, incluidos los más terribles son los Hunos, venidos de Asia: apilan ruinas sobre ruinas, pero terminan por desaparecer. |
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