Los últimos Merovingios, desnudados del poder por los líderes, ya no conservaron más que el título y las apariciones.

Se limitaban a tener el cabello flotante y la barba larga, a sentárselos sobre el trono y a recibir a los embajadores.

Vivían retirados en una modesta casa, con un muy reducido número de criados, se mostraban nunca a caballo a la cabeza de un ejército, y cuando se volvían a la asamblea general de la nación, viajaban dormidos en un carro arrastrado por bueyes.

Los Árabes, amos de España, habían invadido Francia, y amenazaban con destruir la cristiandad; pero se entrevistaron con entre Poitiers y Tours el alcalde del palacio de Austrasie, Charles, hilos de Pipa de Héristal: vinieron a romperse sobre la caballería franque como sobre una muralla, y los que no se mataron se huyeron hasta Narbonne (732).

Dio a charles, cuyo brazo no había dejado de afectar golpes terribles, recibió el apodo de Martel, y por liberador y el jefe del Gaule.

Charles Martel, después de su victoria de Poitiers, compartió con su ejército el inmenso botín que encontró en el campo enemigo, manadas de bueyes y ovejas, ricas telas, barros preciosas, y lingotes de oro, que los Arables habían retirado a los Aquitanos, luego volvió de nuevo a París en triunfo a la cabeza de sus Francos victoriosos.

Se lo observaba como el ahorrador de la cristiandad, y so'lo había tenido él de tomar el título de rey; se limitó a ejercer el poder y a preparar la llegada de sus hijos Pipa.

El papa Zacharie mandé al pueblo Francos que los honores de los derechos debían pertenecer a el que poseía la potencia, Pipa convocó inmediatamente a Soissons los obispos y los grandes para poner fin a la dinastía merovingia (751).

Solemnemente se depositó a Childéric III, que llevaba el título de rey desde hace diez años,; nadie lo defendió; se lo encerró en un convento de Santo- Omer; se le puso un vestido de monje y se le cortó su real cabellera.

Se apagó oscuramente tres años más tarde.