Enrique II y Philippe Auguste se habían dado cita bajo las paredes de Gisors, para concluir una tregua.

La entrevista degeneró en combate: los Ingleses, llegados los primeros, se habían puesto al refugio del sol bajo un gran olmo, y cuando Philippe Auguste vino con su consecuencia, se negaron a hacerle colocado; pero los Franceses, que no se proponían ser jugados por los Ingleses, se lanzaron ellos la espada a la mano, los reflejaron en fuga y cortaron el árbol al raso del suelo (agosto 1188).

La guerra se avivó inmediatamente.

La ciudad de Mantes, asediado por Enrique II, so'lo tenía para guarnición su milicia comunal, pero se defendió valientemente, y dio al rey de Francia el tiempo de llevarse a cabo: entonces se suministró bajo las paredes un combate furioso, donde se ilustró al caballero francés Barbilla de las Barras: luchó en primer lugar contra Ricardo Corazón de León en combate singular y lo invirtió, luego combatió mucho tiempo solo contra una muchedumbre de enemigos "como un jabalí rodeado de una jauría aboy".

Redujo a los Ingleses a aumentar la sede (1188).

Ricardo Corazón de León casi estaba en todo el contrario de Philippe Auguste: era tan fogoso y llevado que Philippe era frío y circunspecto; ambos eran de una gran valentía, pero uno hacía la guerra por pasión, para cortar enemigos, otro por cálculo, para aumentar el ámbito real; ambos buscaban el dinero con avidez, pero Philippe lo ahorraba para aumentar su tesoro, Richard lo prodigaba para mantener su lujo.

En una palabra, el rey de Francia era una hábil política, y el rey de Inglaterra un exuberante caballero.

Ricardo Corazón de León se convirtió en con el tiempo un héroe legendario, preferido de los poetas y artistas; Philippe Auguste fue menos brillante, pero hizo más bien a su país.

La guerra entre Richard y Philippe fue una lucha encarnizada que se extendió de Normandía al Berry y a Flandes.

Richard tenía a su servicio bandas de camioneros, "que no contaban por nada la efusión de la sangre humana, el saqueo y el incendio." "Philippe, que so'lo tenía caballeros y milicias comunales, tuvo a menudo la parte inferior." En 1194, se sorprendió en los alrededores de Blois, y perdió todos sus equipajes, su dinero, su sello real, una parte de sus archivos.

Otra vez, en 1196, cayó en una emboscada a Courcelles, cerca de Gisors; los Franceses no eran más que dos cientos contra varios millares: Philippe se lanzó valientemente sobre los Ingleses y llegó a vaciarse un paso, pero la mayoría de sus camaradas fallecieron.