El Convenio, que sucede a la Legislatura (septiembre 1792), declara la República, pone al rey en juicio y lo condena a muerte (enero 1793).
Se envía el Girondinos, que muestran alguna moderación, se expulsa de la Asamblea (31 de mayo), y al andamio; el Municipio controla por el terror, por medio del Tribunal revolucionario y el Comité hola de público; Robespierre, apoyado en ella, extermina a todos sus enemigos sin distinción de partidos; los furiosos, como Hébert, clementes, como Danton, se realizan los suyos junto a los republicanos moderados y monárquicos, como Malesherbes, Lavoisier, André Chénier.
El terror se extiende a la provincia; las víctimas son innumerables.
Exteriormente, Dumouriez pega los Austríacos a Jemmapes (1792), y conquista Bélgica, mientras que otro ejército retira al Piamonte Niza y Saboya.
A la muerte de Luis XVI, la coalición se vuelve general: sólo contra Austria, el Piamonte, la Prusia, Alemania, Inglaterra, Holanda, España, Portugal, Nápoles y Roma, Francia se supe a Nerwinden, se invade su territorio; en presa a la guerra extranjera y a la guerra civil, su situación parece desesperada (agosto 1793), pero se está incluida en los prodigios de energía; Carnot organiza a nuevos ejércitos, que encargan Jourdan, Muesca, Marceau, Kléber, Bonaparte; se supe a los Ingleses a Hondschoote, y los Austríacos a Wattignies (octubre 1793); el territorio se entrega por todas partes, y los ejércitos franceses cruzan a su vez el Rin, los Alpes y los Pirineos.